El valle de Tobalina se encuentra al sureste de
la comarca de Las merindades en el norte de Burgos. En el se remansa el rio
Ebro tras cruzar el desfiladero de la Horadada, entre los Montes Obarenes y la
sierra de la Arcena. Debe su nombre a la abundancia de
"toba", una roca sedimentaria utilizada para la construcción de las
casas a lo largo de todo el valle.
Sobre el pantano de Sobrón cuyas aguas sirven de
refrigerante a la Central Nuclear de Santa María de Garoña se encuentra
enclavado el pueblo abandonado de Plágaro. Fue fundado por monjes del
monasterio de San Cosme y San Damián que debió ubicarse en las cercanías de
Plágaro y del cual no quedan restos en la actualidad. Hay referencias que
determinan que ya existía el monasterio en el siglo IX.
El pueblo se encuentra
en la actualidad en avanzado estado de ruina, y todas las edificaciones están
invadidas por la vegetación pero queda en pie la iglesia de San Pedro, de estilo
románico que data del siglo XIII. En el año 1752 contaba con 16
casas. Según relata Elías Rubio en su libro "los pueblos del
silencio" en 1940 tenia 71 habitantes. Se despobló totalmente en el año
1971 cuando sus tres últimos habitantes abandonaron sus casas.
Es probable que su nombre provenga de la palabra
pelagus, traducible como zona pantanosa. Existen referencias que acreditan que
existía en el año 1116, cuando es cedido por la Reina Urraca I al Monasterio de
Oña.
Por Plágaro pasaba un
antiguo camino que salvaba la Sierra en dirección a Nograro mencionado en
documentos del siglo XII como calzada o somo portillo y boca de foz.
Hasta el pueblo se puede acceder por carretera y
tuvo luz eléctrica. Sin embargo sus calles nunca llegaron a estar
asfaltadas. Contaba con dos barrios, el de arriba donde se sitúa la
iglesia y el de abajo o de la "fuente".
Uno de los edificios
mas representativos que tenia era la casa Rectoral, construida por el clérigo
Vicente Sebastián de Herrán en 1741. Se encuentra cerca de la iglesia y destaca
por su excelente factura y su arco de ingreso de medio punto con las insignias
papales en clave. Desgraciadamente en la actualidad se encuentra prácticamente
tomada por la vegetación.
Su iglesia, de estilo
románico, estuvo consagrada a San pedro y fue una de las más importantes de
todo el valle de Tobalina.
Uno de sus elementos
más destacables es su espadaña que eleva entre la maleza y permite advertir de
la presencia del pueblo entre la vegetación.
Tiene 2 naves y contó
con dos altares. Detrás de uno de los retablos aún pueden apreciarse unos
hermosos frescos góticos. El campanario es decimonónico al igual que su
pórtico, en el que aparece una placa en honor al cura de la iglesia de la
época: Vicente Sebastian de Herrán.
En el año 2010 el
alcalde del valle de Tobalina presentó un proyecto para construir un parador en
Plagaro y devolver la vida al pueblo. El proyecto se encuadraba dentro del plan
dinamizador del entorno de la central de Garoña. Pretendía crear un complejo
turístico dedicado a la caza, la pesca y la naturaleza. La idea del proyecto
era recuperar y restaurar todas las casas, conservando en la medida de lo
posible los rasgos de la arquitectura tradicional castellana, y transformarlas
en alojamientos.
Finalmente el proyecto
no llegó a llevarse a cabo y desgraciadamente a día de hoy Plágaro continua
derrumbándose en silencio.
Una pena. Y una gran pérdida de arquitectura, historia y calor humano.
ResponderEliminarQue lugar tan hermoso!
ResponderEliminarHermoso blog es un lugar hermoso tranquilo , mucha vegetación , mil gracias amigo , un cordial saludo !
ResponderEliminarSi podéis ir a visitarlo no lo dudéis, merece mucho la pena.
ResponderEliminarSoy Plágaro, me imagino que mi apellido proviene de ahí y mis raíces también.
ResponderEliminarBonito pueblo, merece la pena visitarlo