jueves, 4 de junio de 2015

SAN MARTÍN DEL ROJO.



En la burgalesa comarca de las Merindades, el Ebro se remansa en el valle de Manzanedo, una vez superado el desfiladero de los tornos.  Este recóndito valle ha estado históricamente poco poblado y aislado  de las vías principales de comunicación, lo que ha permitido que sus pueblos hayan conservado la arquitectura popular entre la que destacan sus iglesias románicas.
Si ingresamos en el valle tomando la V-5741 en Incillas en la parte derecha del valle, entre el rio Ebro y la sierra de Leva queda la zona del “Rojo” en la que encontramos dos pueblos abandonados San Martín y Quintana y uno de los monasterios burgaleses más importantes, hoy en estado de abandono, Santa María de Rioseco.
Hoy le dedicamos la entrada a San Martin del Rojo. Como comentábamos para acceder a él hay que tomas la V-5741 en Incillas y desviarnos a la altura del Monasterio de Rioseco, siguiendo la carretera durante 5 km llegaremos al pueblo.
 
 
 
El pueblo se formó con la llegada de los monjes Cistercienses al ahora desaparecido pueblo de Quintananjuar, y a Rioseco en el año 1170. A partir de ahí se fueron formando los núcleos de población anexos. Las primeras referencias escritas sobre el pueblo aparecen en el testamento de doña Sancha Gómez de Porres en el que lega todas sus propiedades en San Martín a los monjes bernardos del Monasterio de Santa María de Rioseco.
 
 


























El pueblo fue prácticamente abandonado en los años 60 quedando viviendo en él únicamente un pastor que lo habitó hasta su muerte en el año 2008. En la actualidad una familia ha restaurado una de las casas y sus miembros se encuentran empadronados en el pueblo.  
 




 

En el extremo más alto del pueblo se encuentra la iglesia parroquial de la Asunción de origen románico (S. XII). Su planta es basilical con ábside semicircular, todo ello edificado en sillería. Posteriormente se le añadió la espadaña, la sacristía y un pórtico en el que se reutilizaron capiteles provenientes de la iglesia del hoy desaparecido pueblo de Fuente Humorera. Este despoblado es hoy en día una explotación agrícola privada y su contorno está vallado.







El ábside consta de tres tramos separados por grandes contrafuertes. La cornisa está decorada con gruesas puntas de diamante y se sostiene sobre 12 canecillos.  El situado en el tramo sur representa a un músico. En el tramo central está representada una máscara, una mujer desnuda, una figura que desgraciadamente está muy deteriorada y no puede establecerse exactamente que representa y un can de nacela.


 
La portada está ubicada en el muro meridional, está compuesta por un arco liso y cuatro arquivoltas. Las dos más alejadas de la puerta están decoradas con personajes encadenados realizando distintas actividades y con motivos florales y cruces.

 
 
 

 

En los extremos de la segunda arquivolta exterior se encuentran dos demonios, el de la derecha tiene alas de ángel y cuernos en la cabeza, el de la izquierda sujeta con la mano derecha una llave y con la izquierda la cadena. Los personajes de derecha a izquierda son: un hombre con bastón que sujeta la cadena con la mano izquierda, un músico,  un hombre haciendo sonar el cuerno, un monstruo apretando sus fauces sobre un cuerpo, un pastor con zurrón y bastón, dos cabezas siamesas encadenadas, un mostruo devorando un hombre, un músico, un hombre con los brazos en jarras, un hombre con un báculo y un hombre con un libro abierto y una cruz en la mano derecha.

 

 




Los capiteles del pórtico proceden del arco triunfal de la arruinada iglesia del despoblado de Fuente Humorera. El primer capitel tiene temática festiva, con una figura femenina que se lleva una mano a la sien y la otra al vientre y una especie de domador que alza una fusta en su diestra y sujeta las riendas de un caballo con la otra mano.

El más oriental es casi un remedo del de temática juglaresca que vimos en el interior, con sendos músicos haciendo sonar, uno un rabel cuyas cuerdas estira un ave emplazada sobre una hoja de punta curva con bola, y el otro un instrumento de viento, flanqueando una figura femenina con los brazos en jarras en actitud de danza.
 

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