Se encuentra
situado en la Comarca de la villa y tierra de Sepulveda dentro del Parque
Natural de la Hoces del Duratón. Se accede a través de la carretera SG-V-2323 partiendo
desde Sebulcor y se encuentra a unos 4,5 km al pie de la carretera justo antes
del cruce con la carretera de Villaseca.
El pueblo se extiende en una amplia vega entre la carretera y el cauce del Rio San Juan y su acceso encuentra señalizado.
Según expone el
cartel informativo existen indicios que hacen suponer que San Miguel tendría
orígenes romanos. Cerca del despoblado había una necrópolis de origen
visigodo. Este hallazgo fue relatado en
un artículo por Antonio Molinero Perez que determinaba que una tierra de labor
se había encontrado piedras que cubrían
restos humanos entre los que se encontraron anillos y brazaletes. La necrópolis
desgraciadamente yo no existe y fue saqueada al quedar desprotegida.
En
el año 1076, arece mencionado como límite sur del priorato de San Frutos, al
ser donado este a Silos por el rey Alfonso VI el Bravo. Desde esta época y
hasta el primer tercio del siglo XVII, fue una de las aldeas de la Villa y
Tierra de Sepúlveda y dependía de la parroquia de El Salvador de dicha villa.
El
17 de octubre de 1526, Don Diego González de Sepúlveda fundó aquí el mayorazgo
de El Barrio, nombre por el que todavía los del lugar siguen llamando a San
Miguel de Neguera. Su hijo, otro Diego González de Sepúlveda fue regidor de la
villa de Sepúlveda y aumentó los bienes del mayorazgo (1563) Del siglo XVI ha
de ser la fachada de sillería del edificio más noble de la aldea, la casa
solariega de los González de Sepúlveda.
En la actualidad la mayoría de
los edificios están derruidos.Uno de los mejor conservados es esta cuadra que debió servir de resguardo al ganado.
Destaca especialmente la casona de los Gonzalez Sepulveda probablemente construida en el Siglo XVI.Es un caserón de tres plantas con fachada de sillería bien trabajada.
El rio San Juan cruza San Miguel. Nace el municipio de Prádena y desemboca en el
río Duratón a la altura del puente de Villaseca. En su último tramo
forma unos interesantes pequeños cañones conocidas como las hoces del río San
Juan.
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