domingo, 6 de diciembre de 2015

BUIMANCO

 
Soria es la provincia española que más ha sufrido en sus tierras el fenómeno de la Despoblación.  A 1 de enero de 2015 residían en la provincia 90.985 personas. Una de las zonas que más ha sufrido la despoblación es la comarca de tierras altas. Situada en la parte norte de la provincia, esta comarca serrana se caracteriza por sus hermosos paisajes y por su rudo y recio clima, que la convierten en una zona bella pero inhóspita. Su capital es San Pedro Manrique, al norte de la población se encuentra en la sierra de la Alcamara y dentro de ella, el valle del río Linares.
 
Este hermoso y agreste valle ha sufrido en sus carnes la despoblación, los 6 pueblos que existían en el valle se encuentran en estos momentos deshabitados. Uno de estos pueblos es Buimanco, a él le dedicamos hoy la entrada del blog.
 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
Podemos acceder a Buimanco desde San Pedro Manrique tomando la carretera de Yanguas, al llegar a la localidad de Taniñe, tomaremos una pista que sale a la derecha y se introduce serpenteando en la sierra. Es apta para vehículos todoterreno y para turismos normales principalmente en verano siempre que no haya llovido. Deberemos tener mucha paciencia y subir muy lentamente ya que el firme de la pista es bastante irregular y en muchas zonas esta formado por afiladas piedras que pondrán en peligro la integridad de las ruedas, lo decimos por experiencia. Si tenemos tiempo recomendamos recorrer el camino a pie.
 

 


 
 

 
 
La despoblación de Buimanco comenzó en los años 60 y el pueblo quedó totalmente deshabitado en la década de los 70. Sus habitantes vivían de la ganadería, especialmente trashumante. Con la finalidad de asentar población se estableció un plan de reforestación que pretendía crear empleo con la plantación y el mantenimiento de las explotaciones forestales. Sin embargo el plan creó el efecto contrario y los pueblos del valle quedaron totalmente deshabitados, creando un paisaje fantasma marcado por la soledad y los paisajes de ensueño.
 
 
 


 

 
 
 

En 1752 tenía treinta y cuatro habitantes, en 1796 cuarenta, y en 1854 cuarenta y ocho. Según el diccionario Madoz sus habitantes vivían principalmente del cultivo del cereal y de la ganadería. Sus tierras eran relativamente pobres para la agricultura pero buenas para el pasto del ganado.
 
En la actualidad sus calles están tomadas por la vegetación y sus casas, construidas en sillares de piedra clara muestra de arquitectura serrana, están semiderruidas o a punto de derruirse.
 
 



 






La Iglesia se encuentra en estado de semirruina  aunque afortunadamente mantiene su cubierta. Está construida en sillares de piedra como el resto del pueblo. Los excrementos que se encuentran en el suelo muestran que su finalidad actual es permitir que el ganado se proteja de las inclemencias metereológicas.





 
 





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