sábado, 5 de diciembre de 2015

CÍVICA.

 

La carretera CM-2011 une las localidades alcarreñas de Masegoso de Tajuña y Brihuega siguiendo el sinuoso trazado que dibuja en la tierra el río Tajuña. A sus pies se levanta CÍvica una pequeña aldea abandonada horadada en la roca de la montaña que llama la atención por su peculiaridad y hace inevitable aparcar  el coche para observarla detenidamente.




 
 
La morfología kárstica de la roca facilitó la creación de un entramado de cuevas, y túneles gracias a la acción erosiva del viento y del agua.  En los años 70, aprovechando este entramado natural, se construyó un entramado de barandillas y escalinatas que comunicaron entre si las oquedades y se construyeron puertas y ventanas de inspiración árabe.
 
 
 
 
 
 

 
Durante la edad media fue una aldea perteneciente a Atienza, fue vendido a los monjes de San Blas de Villaviciosa que construyeron un convento y una fábrica de papel de los que no quedan casi restos. Durante un tiempo la edificación se utilizó como bar aunque en la actualidad se encuentra abandonada y en venta. Camilo José Cela, nombra esta pequeña pedanía en su libro Nuevo viaje a la Alcarria.
 


 
 
 
 
Al lado de la casa cueva encontramos una bella cascada rodeada de abundante vegetación que nace gracias la humedad de la zona. Junto al río, que se encuentra acotado en ese tramo, encontramos un pequeño restaurante con terraza donde podemos degustar unos magníficos huevos de corral acompañados de un pisto de la huerta para chuparse los dedos.
 



 
 

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