viernes, 8 de enero de 2016

MONASTERIO DE SAN SALVADOR.

 
 
El Monasterio románico de San Salvador se encuentra en la localidad palentina de Nogal de las Huertas que conforma municipio junto a la localidad de Población de Soto, a ocho kilómetros al norte de la localidad de Carrión de los Condes.
 
Para llegar a Nogal de la Huertas deberemos tomas la P-241 desde Carrión de los Condes en dirección norte. A los restos del cenobio se accede por una pista de tierra situada a las afueras del pueblo, en la ribera del río Carrión.
 
  
 

 
 


 
 
 
 
 

 
Fue fundado en el año 1063 por Elvira Sánchez y es probablemente  la primera construcción de estilo románico de la provincia de Palencia. La construcción original estaba formada por un templo de una sola nave, con cabecera plana, cubiertas ambas con una bóveda de medio cañón apuntado, siguiendo la estética visigótica.  En el año 1093 Alfonso VI lo donó al Real Monasterio Cluniacense de Sahagún pasando desde ese momento a formar parte de la orden cluniacense.
 
En el siglo XII sufrió una ampliación incorporándose al conjunto dos naves laterales, portadas y pórtico con arquivoltas ligeramente apuntadas. La iglesia fue consagrada en el año 1165 por Raimundo, obispo de Palencia.
 











En el año 1835 con la desamortización de Mendizábal la comunidad fue exclaustrada y el monasterio paso a manos privadas. En el año 1931 fue declarado bien de interés cultural. A pesar de ello durante los últimos 60 años ha sufrido la pasividad y el abandono por parte de las autoridades que debían encargarse de su salvaguarda y ha sido expoliado sistemáticamente sin que nadie evitara su deterioro, a pesar de encontrarnos ante el monumento románico más antiguo de la provincia de Palencia.
 
Las bóvedas se han derrumbado, así como un tramo anterior al ábside central, que ha motivado que también se haya venido abajo diversos paramentos que provocan un grave riesgo para los arcos y capiteles que aún se conservan en pie. A partir del año 2004 se han realizado diversas obras de desescombro  y consolidación en el recinto. Sin embargo éstas hasta el momento no hacen más que ralentizar el inexorable futuro que le espera.
 
Castilla ve a sus hijos emigrar y las creaciones de sus antepasados derrumbarse. Triste destino.
 



 
 
 



 
 




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