Ruesta fue junto con Escó y Tiermas, a los que ya dedicamos una entrada, víctima de la construcción del embalse de Yesa. Más de 1600 personas tuvieron que abandonar sus hogares, 368 en el caso concreto de Ruesta. Con ellos se fueron su historia y su patrimonio cultural, a pesar de estar reconocido como bien de interés cultural, y desde el año 1993 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, al formar parte del Camino de Santiago.
Se encuentra en la provincia de Zaragoza, entre las comarcas de las Cinco Villas y la Jacetania, en la margen izquierda del río Aragón, hoy represado por el embalse de Yesa. Se accede a través de la carretera A -1601 que une la N-240 con la localidad de Sos del Rey Católico.
El primer vestigio que hubo en la ubicación de Ruesta fue una fortaleza musulmana del siglo IX. La zona pirenaica y prepirenaica formaban la frontera más occidental de Al-Aldalus y en ella comenzaron a construirse pequeñas fortificaciones defendidas por guarniciones que tenían como misión asegurar el cobro de impuestos a las poblaciones sometidas y ser primera línea de defensa.
La fortaleza fue reconquistada por Sancho I Garcés de Pamplona en el Siglo X y reconstruida por Sancho III el Mayor de Pamplona integrándose en el reino de Navarra. A su muerte se reorganiza el reino de Navarra y se produce la independencia del reino de Aragón. La construcción que ha llegado hasta nuestros días viene de una reforma realizada entre 1283 y 1285 en el marco del fortalecimiento de la frontera del reino de Aragón frente al reino de Navarra.
El castillo tiene planta rectangular de 39 por 33 metros. Se conservan dos torreones en el lado oriental, el central corresponde a la Torre del Homenaje y tiene una planta casi cuadrada de 8,5 por 9 metros y 25 metros de altura, con una puerta y dos ventanas apuntadas. La torre más pequeña es cuadrada está situada en el ángulo septentrional y tiene 5 metros de lado, con una sola ventana en lo alto. Existió otra torre similar en el ángulo sureste pero hoy no quedan restos de la misma.
Ruesta tuvo un origen agrario y burgués y contaba con una edificaciones modestas y homogéneas. A raíz de la independencia del reino de Aragón, la zona se convirtió en tierra fronteriza y Ruesta comenzó una progresiva fortificación de su trazado. A partir de la reunificación se los reinos de Navarra y Aragón, en el siglo XV, su población se dedicó a la agricultura y a la ganadería.
Sufrió profundas transformaciones, la iglesia románica de Santa María paso a convertirse en una notable iglesia renacentista ante la que se construyó una gran plaza desde la que partía la calle mayor que llega hasta el castillo. La calle estaba jalonada de casonas solariegas y palacios edificados durante los siglos XVI y XVIII.
La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción fue construida en el siglo XVI en mampostería y sillería, tiene planta de cruz latina, con una nave y capillas laterales, entrada en el lado sur, el altar orientado al norte y seis capillas. La torre está formada por gruesos muros de sillarejo, con paredes lisas y sobrias y está coronada por tres almenas en cada uno de sus lados.
Ruesta tenía tierras ricas y fértiles en la vega del río Aragón en las que coexistían cultivos de secano como el trigo, la cebada, la avena y el centeno, con cultivos de regadío como viñas, legumbres, patatas, frutales y hortalizas. Contó con ayuntamiento, herrería, carpintería, dos tiendas, panadería, escuela, molino y cuatro tabernas.
Llegó a tener 779 habitantes en el años 1859 y más de 125 casas pero en el año 1962 el tiempo se detuvo en Ruesta. Las aguas del embalse de Yesa anegaron sus tierras de cultivo y la presión del estado sobre sus habitantes motivó que quedara totalmente despoblado.
En el año 1988, en el ámbito de una política de cesión de pueblos abandonados a organizaciones sindicales con la finalidad de llevar a cabo actividades sociales y trabajar en la rehabilitación de estos núcleos, la Confederación Hidrográfica del Ebro cedió el pueblo y parte del término de Ruesta a la CGT. Desde entonces se ha habilitado un camping, dos albergues y una Casa de Cultura, con la finalidad de formar una eco-aldea socio-cultural.
Desgraciadamente las tropelías cometidas sobre esta hermosa tierra no han terminado. Está en marcha un proyecto de recrecimiento del embalse de Yesa que supondrá la desaparición del núcleo urbano de Sigüés y del espacio productivo y vital de Artieda y Mianos. Esto supondría añadir otras 400 personas, a las 2000 que tuvieron que abandonar de manera forzosa sus tierras desde el año 1959
Supondría además anegar parte del Camino de Santiago e importantes monumentos románicos existentes en la zona. Todo ello a pesar que las obras han puesto en peligro la cimentación de la presa y han originado grietas que ponen en serio peligro a las poblaciones que se encuentran aguas abajo del embalse.
NO MAS SUEÑOS BAJO LAS AGUAS.
YESA NO.
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