El la oscense comarca de la Ribargorza, si seguimos la A-139 entre las localidades de Graus y Benasque, poco antes de llegar a la localidad de Perarrúa, divisaremos en lo alto de un promontorio rocoso los restos del Castillo de San Clemente, en el despoblado del Mon de Perarrúa.
Al conjunto fortificado se accede cruzando el río Ésera por el puente medieval y tomando una pequeña pista de tierra que parte desde las escuelas de la localidad de Perarrúa. La pista es principalmente accesible para vehículos 4x4 aunque, con paciencia y destreza, también se puede acceder con vehículos normales.
El castillo data los siglos X-XI, sin embargo los primeros asentamiento humanos en el Mon se remontan a la época romana, aunque los primeros textos que datan su existencia son del siglo VI.
Durante el dominio musulmán, en el siglo VIII, se construyó un complejo defensivo denominado "Qasr Muns" (Castillo en el monte). Con la posterior conquista cristiana pasó a pertenecer al Reino de Aragón. Su referencia documental más antigua data del siglo X, cuando Sancho el Mayor entró en la Ribagorza.
El conjunto fortificado domina el valle del río Ésera y era uno de los mas grandes y sólidos del condado de la Ribagorza. Bajo su protección se fueron desarrollando diferentes núcleos de población como El Mon, Arués, Ribera y San Martín.
El conjunto del recinto fortificado se ubica en un escarpe alargado, con defensas naturales en el costado este y el extremo sur. Se accede a él a través de un camino empedrado que llega a la puerta del recinto, situada junto a la torre. Esta es ligeramente elíptica y con forma de tronco de cono. Sus muros tienen un espesor considerable, llegando en algunas zonas a los dos metros.
La torre tiene una base maciza sobre la que se elevaría una planta que tendría las funciones de almacén. Sobre ella se levantaba la planta de entrada de la que se conservan tres vanos y sobre ella la planta defensiva de la que únicamente queda un ventanal.
El recinto cuenta con un pequeño patio enfrente de la iglesia que tiene dos aljibes excavados en la roca. La entrada se realiza a través de un arco abovedado y una puerta de medio punto. A su derecha se eleva la torre campanario, de considerable altura y robustez, que debió tener misiones defensivas. A su derecha se conservan los restos de la casa del Abad.
La iglesia del recinto está dedicada a la advocación de San Vicente, su origen debió ser románico, sin embargo la edificación existente en la actualidad data del siglo XVIII. Tiene planta de cruz y en su interior quedan restos del coro, baptisterio y algunas tumbas. También elementos del altar mayor, dos capillas laterales y presbiterio. Las paredes están decorada con pinturas de temática vegetal dedicada a la fecundidad.
El despoblado del Mon llegó a estar habitado hasta finales de la década de los 70 y en el siglo XIX llegó a contar con 90 habitantes. Sus habitantes vivían de la agricultura y la ganadería y progresivamente fueron trasladándose a Perarrúa, en el llano.
Desde el recinto hay unas impresionantes vistas del valle del río Ésera, otra hora territorio fronterizo como atestigua tanto el complejo fortificado de San Clemente como el cercano de Fantova que ya os mostramos en otra entrada anterior del blog.
Si podéis no dejéis de visitar ambos hermosos vestigios de nuestra historia.
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