sábado, 9 de abril de 2016

SANTOLEA.


En la hermosa y agreste comarca turolense del Maestrazgo encontramos los últimos restos del despoblado de Santolea. Esta comarca es uno de los territorios más despoblados de la UE con menos habitantes por kilómetro cuadrado, ha pasado de tener 16.154 habitantes en 1900 a 3.500 habitantes en el año 2011.
 
En el caso de Santolea su despoblación fue provocada por la construcción del embalse que toma su nombre. Las iniciativas de construcción del embalse comenzaron a principios de siglo y empezaron a materializarse durante la dictadura de Primo de Rivera, finalizando en el año 1932, durante el gobierno de la República.
 
A los restos de Santolea se accede desde Castellote tomando la A-226 y cruzando el píe de presa la TE-8101 que serpentea durante 5 km el embalse hasta llegar a Santolea.
 



 
 
La primera edificación que encontramos al llegar a Santolea es la Ermita de Santa Engracia, construida en el S. XVIII. Consta de una única nave con dos altares, el mayor que albergaba la imagen de Santa Engracia y el menor que albergaba la imagen de Santa Teresa.
 
La sacristía y el púlpito se encontraban a la izquierda del altar mayor y a su derecha había una ventana enrejada con una pequeña pila de agua bendita. La ermita sufrió desperfectos tras la guerra civil y fue restaurada una vez finalizada la contienda.
 
En los terrenos anexos a la iglesia también existía un calvario que fue uno de los más grandes de la comarca. Constaba de catorce capillas que se encontraban rodeadas de una tapia con dos puertas de entrada.
 




 
Las primeras referencias escritas de Santolea datan del siglo XIII, aparece como un asentamiento agrícola relacionado con la orden del Temple. Con la desaparición de los Templarios en 1313 pasa a depender de la Orden de San Juan de Jerusalén. Hasta el año 1605 estaba bajo la jurisdicción de Castellote, en ese año, Santolea y otras aldeas de la zona, inician un procedimiento de separación que no es bien visto por los castellotenses que, en el año 1612, inician un motín e invaden las aldeas independizadas. El motín fue sofocado y Castellote fue condenado a realizar pagos a Santolea.

Santolea se fue desarrollando como pueblo agrícola gracias a las fértiles tierras que regaba el río Guadalope. En un principio la población estaba formada por unas cuantas casas diseminadas pero con la llegada de nuevos colonos el pueblo iría adquiriendo la forma que conservó hasta su demolición.
 
 


 


El primer censo de Santolea data del año 1646, en ese año tenía 200 habitantes, en el año 1713 contaba con 300 habitantes, en 1979 contaba con 476. Según el diccionario Madoz, en el año 1840 contaba con 671 habitantes y sus habitantes se dedicaban principalmente al cultivo del cáñamo, seda, trigo, judías, vino, maíz y frutales. A finales del siglo XIX cuenta con veterinario, médico, practicante, maestro sacerdote y farmacia.
 
En el año 1918 se instala en Santolea la Fábrica de Jerónimo Mata y Compañía, su instalación creó muchos puestos de trabajo, la instalación de la luz eléctrica y la llegada del coche de línea.
 





 
En el año 1920 Santolea tiene 780 habitantes, tras el inicio de las obras del embalse, desciende a 649 habitantes en 10 años. En la siguiente década se aumenta notablemente la despoblación pasando a 365 habitantes en el año 1940. En el año 1960 únicamente quedan 175 habitantes y en el año 1972 el último habitante de Santolea abandona el pueblo.
 
Si bien es cierto que la construcción del embalse creó puestos de trabajo que atrajeron al pueblo a obreros, fue una creación de empleo efímera que desapareció cuando finalizaron las obras. Las aguas del embalse cubrieron las mejores tierra de cultivo de regadío lo que motivó que desaparecieran la principal fuente de producción de importantes productos para la economía. Las aguas cubrieron además el punto de acceso a las tierras de secano en las que se cultivaba sobre todo trigo y vid, y dificultaron las comunicaciones con los pueblos cercanos dificultando el comercio.
 







 
 
En el año 1967 se finalizó de pagar la expropiación del pueblo y hasta el año 1972 únicamente quedo un habitante viviendo en él, Manuel López, pastor de profesión. La demolición del pueblo comenzó en 1972 y se realizó casa por casa siendo la iglesia el último edificio en demolerse. La escusa para la demolición fue el incremento del nivel del agua que pensaba producir un represamiento del embalse. Sin embargo, como se puede apreciar, éste nunca llegó a producirse.
 
Hoy apenas 4 construcciones en ruinas y unos pocos muros son los últimos testigos de una población que tuvo por lo menos más de 7 siglos de vida. Sus habitantes se vieron forzados a abandonarla, con ellos se llevaron sus recuerdos que afortunadamente nunca podrán ser cubiertos por las aguas del embalse.
 
Muestra de ello es la creación de la Asociación Cultural Santolea Viva, creada para defender y recuperar la memoria histórica del pueblo, creada por habitantes y descendientes.
 
 
Las aguas cubrirán los sueños pero nunca anegaran los recuerdos.
 
 
 






 





 












 
 

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