domingo, 26 de febrero de 2017

PEÑALCAZAR.

 
En la comarca soriana del Campo de Gómara, sobre un espolón rocoso a 1.208 metros de altura se encuentran los restos del despoblado de Peñalcazar.  Soria es una de las provincias españolas que mas virulentamente ha sufrido el fenómeno de la despoblación. 
 
A 1 de enero de 2016 según el INE la población era de 89.994, un 1,1% menos que el año anterior. La dimensión del problema de la despoblación es todavía mayor si tenemos en cuenta que la pirámide demográfica de Soria es invertida. 1 de cada 3 habitantes tiene más de 60 años. Además la población se encuentra dispersa, sólo la capital cuenta con más de 20.000 habitantes, otra población supera los 5000 habitantes y solo 6 los 2000 habitantes.
 
En el caso de la comarca del Campo de Gómara los efectos de la despoblación son devastadores. Solo existen 5 núcleos de población en toda la comarca que superen los 100 habitantes y ninguno de ellos supera los 300. Su población se ha reducido de 15.245 habitantes en 1.930 a 2.468 en el año 2.011.
 
 
 

 

 
 

 
 
Peñalcazar se encuentra a 52 km de Soria, al mismo accedemos por la N-234 tomando el desvío a la Quiñoneria. Al despoblado no se puede acceder a píe, deberemos aparcar el coche junto a una gravera que hay situada al lado de la carretera. También se puede acceder desde la carretera local que une Almazul y la Quiñonería y desde la carretera que va de Deza a La Alameda.
 
Esta enclavada sobre una mesa rocosa aislada, lo que otorgaba una posición defensiva privilegiada. Los cortados calizos naturales se ven reforzados en su extremo oeste con la construcción de un recinto amurallado. En los tramos que aún se conservan de la muralla se pueden apreciar dos tipos de construcción diferente, una de tapial de cal y canto probablemente de la época árabe y otra posterior de mampostería.
 
Todavía se conservan restos de algunas almenas con aspillera. También contaba con una torre de planta rectangular que fue aprovechada posteriormente como lagar. La puesta original se encontraba en la zona sur y de ella hoy en día solo queda el hueco en el que se encontraba entre dos lienzos de muralla.
 

 
 
 


 


Hay restos en varias cavernas cercanas que atestiguan que la zona ya estaba poblada en la prehistoria. Posteriormente acogió un enclave celtíbero posteriormente tomado por los romanos. Posteriormente estuvo en manos árabes durante los siglos IX y X, probablemente propiedad de los Banu Mada, que contralaban el territorio entre Ateca y Deza.
 
En el siglo XII pasa a manos cristiana, tras un corto periodo de dominio aragonés pasa a ser propiedad del reino de castilla. Durante los siglos XIV y XV fue escenario de las guerras entre castellanos y aragoneses, llegando incluso a estar ocupado por un breve periodo de tiempo en 1.447 por el reino de Navarra.

Durante la Guerra de Sucesión las tropas aragonesas partidarias del Archiduque Carlos ocuparon Peñalcazar durante el año 1.706. Durante la Guerra de la Independencia fue escenario en Septiembre de 1.810 de una confrontación entre las tropas francesas y los partidas de Mina.

 
 
 

 

 


Según relata Madoz en su diccionario estadístico de 1848 contaba con 70 casas y 266 habitantes. Tenía ayuntamiento, escuela de instrucción primaria, iglesia parroquial con cura y sacristán  y 3 ermitas.  
 
Sus habitantes se dedicaban a la agricultura principalmente cereales y legumbres y a la ganadería principalmente bovina. También criaban bueyes para realizar las tareas agrícolas.


 
 

 
La iglesia de Peñalcazar esta dedicada a la advocación de San Miguel. Su fabrica es gótico-renacentista (siglo XV) como atestigua su nervadura, típica de este estilo. Desgraciadamente se encuentra en estado de semirruina y parte del tejado esta caído. Conserva su torre con doble tronera, sin embargo sus campanas fueron sustraídas.
 
El estado general del pueblo es de ruina total, no queda ninguna casa en pie que conserve su techumbre. Su último habitante abandono Peñalcaz en 1978. Desde entonces el pueblo se ha deteriorado por el duro clima del lugar y la actividad de los amigos de lo ajeno.

Este hermoso enclave habitado por celtiberos, romanos, árabes y que durante muchos años fue punto estratégico fronterizo entre los reinos de castilla y Aragón es hoy un testigo mudo de una historia lejana. 

 










3 comentarios:

  1. Es una pena cómo está, entre los amigos de lo ajeno y los vándalos que han ido a hacer botellón, yo estuve hace un año y merece la pena subir magnífico paisaje y se respira paz. Era el pueblo de mi papá.

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  2. En unos sitios dicen que se puede llegar con coche y en otros que no.
    ¿Alguien puede aclararmelo?
    Gracias

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    1. Se puede llegar en coche, pero no hasta el mismo pueblo, puedes dejarlo abajo y subir al cerro donde está el pueblo a pie.

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