domingo, 5 de noviembre de 2017

GARRANZO.

 

En tierras riojanas fronterizas con la comarca soriana de Tierras Altas, a pocos kilomelometros de Enciso, sobre una loma que se eleva sobre el arroyo del Valle, a más de mil metros de altura, se encuentran  el despoblado de Garranzo.

Es junto a La Escurquilla y Las Ruedas  uno de los despoblados que pertenecen a Enciso. Como ha sucedido en la comarca de Tierras Altas, esta zona ha sufrido notablemente en sus carnes el fenómeno de la despoblación, el propio Enciso ha pasado de tener 1401 habitantes en 1877 a 178 en el el año 2016.
 






Para llegar a Enciaso hay que tomar la SO-615 desde Yanguas cruzar el desfiladero que el río Cidacos ha ido oradando en la roca con el paso del tiempo. Para llegar desde Arnedillo hay que tomar la LR-115 siguiendo el curso del rio Cidacos en es sentido inverso. 

Una vez en Enciso debemos tomar una pista que comienza nada más cruzar el puente de priedra que cruza el río Cidacos y que ha sido recientemente acondicionada. Una vez que llegamos al parque de Paleoventura Barranco Perdido sale otra que nos tras cinco kilomentros, nos lleva hasta el despoblado. 









Sus habitantes vivieron durante siglos de la ganadaría trashumante bovina, especialmente importante en la zona en la época de la mesta, tambien de la cria de ganado vacuna, esta última, actividad que aun se realiza en nuestros días. 

Tambien se dedicaban a la agricultura, principalmente al cultivo de trigo y cebada. Posteiormente con la intalación de fabricas de paños y lanas en Enciso algunos de sus habitantes pasaron a trabajar en las mismas y se aprovecho la madera de los bosques de encina que rodean el publo para alimentar los hornos de la fábricas.







Garranzo llegó a contar con mas de 30 casas, alguna de ellas de notable factura, con robustos muros de piedra para proteger a sus habitantes del frío que sufría en los meses de invierno debido a su emplazamiento en altura y buena muestra de la aquitectura popular de la zona. 

El exodo de sus habitantes comenzó en los años 50 con el cierre las fábricas textiles de Enciso, la falta de rentabilidad de la actividad ganadera y agrícola, el aislamiento y la falta de servicio. Todo ello motivo que sus habitantes partieran en busca de una vida mejor en Arnedo o Logroño principalmente. La última casa de Garranza se cerró en 1975 y el pueblo quedó abandonado lo que atrajo a expoliadores y saqueadores que diron buena cuenta de sus restos.

 

 

 

 




 

Su iglesia estába dedicada a la advocación de San Pedro y se encuentra situada en la parte baja del pueblo, entre encinas centenarias. Su construcción es de manposteria con una sola nave rectangular que ha perdido en la actualidad la boveda que la cubria. En el lado norte tiene una capilla que ha perdido la techumbre y contaba con una sacristía en la parte norte de la cabecera. 

A los pies de la cabecera se encontraba un coro bajo y la escalera de acceso a la espadaña que se alza sobre el muro de un solo cuerpo de mamposteria y sillarejo. La puerta de entrada se encuentra en el lado sur y es de arco de medio punto resguardada en un largo pórtico empredrado de tres actocs construido en ladrillo. 

En la actualidad tanto la iglesia como el resto de sus edificaciones de encuentran en estado de abanzada ruina y unicamente el ganado y la naturaleza pueblan sus calles. Sin embargo la ermosura del lugar y la paz que transmite recorrer sus calles hacen muy aconsejable visitarlo.

 

 



















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