martes, 12 de diciembre de 2017

CAMPOSILLO



El despoblado de Camposillo se encuentra  a mas de 1.100 metros de altitud en la hermosa y montañosa Cormarca leonesa del Alto Porma, en un valle formado por el río hoy represado por la mano del hombre en el embalse de Boñar, cuya construcción prescisamente fué motivo de su abandono.

Seis pueblos desaparecieron bajo las aguas del embalse y dos fueron expropiados a pesar de que las aguas represadas del Porma nunca llegarían a cubrir sus muros, Utrero y Camposillo.  

Para acceder a él deberemos tomas la LE-331 que une las localidades de Boñar y Puebla de Lillo y tomar un desvío una vez superado el embalse antes de llegar a esta última. Siguiedo la antigua carretera de Boñar, llegaremos al despoblado.













Estas tierras fueron habitadas desde el neolítico, donde sus pobladores construlleron castros en alturas de facil defensa. Posteriormente fueron asentamentamientos romanos y con la dominación arábe pasaron a estár en manos de los beréberes durante un breve periodo de tiempo hasta en el siglo X con el avance de la reconquista estas tierras son reconquistas y repobladas. Las primeras referencias escritas  de la existencia de Camposillo son del año 945, en las que se sus terrenos son cedidos por el obispo Cisile al monasterio de Sahagún. 

Según establece el catastro del marqués de la Ensenada de 1753 contaba con 23 casas y el censo de 1876 recogía que allí habitaban 111 personas, que vivian fundamentalmente de la agricultura, principalmente trigo, cebada, centeno, patatas y maiz y de la ganaderia, vacas y ovejas.







En los años 20 la actividad industrial llegó a Camposillo con la explotación de una mina de carbón a un kilómetro del pueblo realizada por una empresa vasca. El empleo y el desarrollo que supuso su implatación para la zona sufrió un duro reves el 2 de septiembre de 1948, un accidente provocado por una explosión de grisú provocó la muerte de 11 mineros residentes en Camposillo y otros pueblos de los alrededores como Lillo, Repipollo y Pallide. 

En el año 1950 la empresa cerró la mina, años despues otra empresa volvió a reabrirla y la amplio pero a pesar de ello fué cerrada pocos años despues por su falta de rentabilidad.






La expropiación de los terrenos de Camposillo se produjo en el año 1968, a pesar de que las aguas del embalse no llegarían a anegar sus viviendas, sus mejores tierras de cultivos y su principal línea de comunicación, la antigua carretera de Boñar quedaría inundada. Aunque algunos habitantes permanecieron hasta el año 1969 en el que se inauguró el embalse, los continuos cortes de luz a los que fueron sometidos y los robos que comenzaron a producirse en el mobiliario de las casas y del pueblo les empujaron a abandonarlo definitivamente. 

En los años 90 Comisiones Obreras logró una cesión de los terrenos para reconstruir el pueblo siguiendo un proyecto que había realizado en Morillo de Tous (Huesca). El proyecto pretendía recuperar varias viviendas y habrir una carretera que llegara a Utrero, cuyas casas tambien se pretendía recuperar. Se llegaron a reconstruir dos de las casas, sin embargo el proyecto no consiguio fructificar por falta de fondos.










Como desgraciadamente ocurrió en otros lugares, el tiempo se paró de repente y para siempre en esta hermosa parte de la montaña leonesa. Las promesas de progreso en forma de regadio y producción eléctrica anegaron la forma de vida de los habitantes del valle que tuvieron que abandonar sus hogares de forma obligada, ya que les fueron expropiados y pasaron a ser propiedad de la confederación hidrográfica del Duero. 

Hoy los restos arruinados de Camposillo son el último vestigio de una forma de vida que desapareción bajo el agua. A pesar de que sus habitantes y sus descendientes han intentado en varias ocasiones la reservión de sus propiedades. Lamentablemente las administraciones prefieren que se derrumben sus muros en silencio.












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